jueves, 27 de noviembre de 2014

HISTORIA DE MARRUECOS



Marruecos se considera un país eminentemente rural, con bajo nivel tecnológico. La demografía marroquí es especialmente sombría: el hambre y las epidemias reducen la población, de modo que pudo bajar de cinco millones en el siglo XVI a tres millones en el siglo XIX. Las principales epidemias del siglo XIX fueron la disantería y el cólera. En la segunda mitad de siglo abundaron las hambrunas, acompañadas de viruela, cólera y tifus.En cuanto a la agricultura, Marruecos presentó dificultades del campo por la inestabilidad del campesinado y el desarraigo de la población. El barbecho cobró mucha importancia, siendo tres cuartas partes de la tierra cultivable. Este territorio tenía una falta de medios técnicos adecuados para la preparación de la tierra en el momento preciso. Por lo tanto, el campesinado con estos escasos recursos no podía labrar más de 10 hectáreas de tierras.La propiedad de la tierra era predominantemente colectiva. En algunas regiones existía la pequeña propiedad muy repartida. En cambio, las grandes propiedades estaban arrendadas a colones, como pago de la renta.Los productos agrícolas se comercializaban con dificultad, a causa de las malas comunicaciones y el consiguiente aislamiento.La artesanía fue la principal ocupación de carácter industrial urbano. Comprendía  una artesanía modesta, que ocupaba a pequeños artesanos individuales, dueños de su propio taller. La manufactura daba trabajo a muchos obreros, dirigidos por un patrono, dueño del negocio, de cara a una producción al por mayor. Estos artesanos no podían competir con la industria europea, cuyos productos copiados de los marroquíes, se producían en serie. El comercio se centraba en los zocos, tanto rurales como urbanos, que permitían mantener una actividad relativamente viva a escala regional. Los campesinos vendían sus productos y compraban los de la ciudad, era un equilibrio de sociedad antigua que comienza a romperse por el auge de los puertos.


El comercio exterior comenzó a tener relevancia a lo largo de este siglo ya que Europa penetra de gran forma en este país. Había una mayor regularidad en la expansión de las importaciones que de las exportaciones. Entre los productos importados destacan los tejidos de algodón, el té, el azúcar, velas, petróleo, materiales de construcción.Consecuencia de este auge comercial será la profunda modificación de la geografía económica marroquí, consistente en un empobrecimiento del interior y del sur, en contraste con la creciente actividad de las zonas costeras del Centro y del Oeste: el Atlántico marcará el ritmo de la vida marroquí.Todos estos cambios que afectan a la economía marroquí en el siglo XIX fueron agravados por las consecuencias financieras de la penetración europea sobre el sistema monetario. Este sistema se basaba en el bimetalismo: monedas de plata y bronce, según la reforma de Sidi Mohamed Abdallah de 1766. La moneda marroquí se depreciaba al tiempo que desaparecían las más valiosas (bien por indemnizaciones de guerra o por los pagos de importaciones); al mismo tiempo, las extranjeras mantenían su valor estable.En cuanto a la sociedad, la carestía de vida marcó profundas diferencias entre las clases trabajadoras y la minoría de negocios socios de las empresas europeas, consecuencia de la inflación.
En la época entre 1792 y 1822 se distinguía en Marruecos entre un dominio de soberanía, el blad al Majzén, y otro de autonomía, el blad al  Siba.En Marruecos, el acuerdo de investidura estaba en la base de su organización política. Se trataba de una institución procedente de la época del Profeta y conservada en toda su pureza solamente por este país. Era un contrato escrito que une al Sultán con los diferentes grupos de la población, legitimando a la autoridad política y dando a los marroquíes el sentido de pertenencia a una comunidad, por encima de contingencias. El Majzén era el instrumento institucional del Sultán para cumplir los deberes pactados. Estaba compuesto de un ejército, formado por tres grupos, los esclavos-soldados, el Guich(contingente militar compuesto por unos nueve mil soldados) y los Nuaib (contingente ocasional facilitado por otras comunidades a la llamada del Sultán). Todos estos tenían la misión de guardar orden en el interior. Y de una burocracia. Esta se componía de visires y secretarios de cancillería, trabajando en las oficinas. A mediados del siglo apareció un nuevo modelo de funcionarios, exigido por las circunstancias de las relaciones con Europa. La fiscalidad marroquí, de la que surgían los recursos del Estado, se componía de los ingresos patrimoniales, el impuesto calculado sobre el comercio y la agricultura o zakat y las tasas de importación y exportación. Estos eran los recursos legales permitidos por la ortodoxia islámica; el diezmo era de dudosa legalidad.No obstante, las relaciones con Europa obligaban constantemente a mayores gastos y se hacía necesaria para el Sultán una reforma islámica, ya que el problema fiscal estará en el centro de la historia marroquí del siglo XIX y nunca será solucionado de modo satisfactorio.
Entre el ejército y la burocracia existían cuerpos intermedios, con mayor o menor autonomía. En primer lugar, la clase clerical. Estos eran grupos fundamentalmente urbanos que gozaban de grababan autonomía, pues ni el Sultán podía interferir en sus privilegios, como la enseñanza. En segundo lugar, la chorfa, descendientes del Profeta. Se trataba de una aristocracia religiosa muy extendida en Marruecos, privilegiados social y económicamente y gozando de un gran respeto popular. En tercer lugar, las zauías o cofradías, grupos sociales de base religiosa, formados por individuos sin distinción de clase social o étnica. En cuarto lugar, los jefes de tribu, con un estatuto muy variable. El caíd era a la vez representante del Sultán y de sus administrados, prevaleciendo uno de los dos aspectos en función de la riqueza del territorio o de la distancia.
La muerte del prestigioso Sultán Hasán I junto con las presiones cada vez de las potencias europeas abrirán en Marruecos una larga y profunda crisis, que afectará a todos los aspectos de la realidad marroquí. Esto desembocará en el establecimiento de los protectorados francés y español. En primer lugar, una ruptura de la cohesión interna marroquí ante los problemas planteados. El conservadurismo de importantes sectores sociales y la incomprensión popular chocaron con las reformas que intentó Hasán I. La ocupación del trono por Muley Abdelaziz, personaje incapaz de seguir los pasos de su padre en la búsqueda y de la cohesión interna necesarias para enfrentarse a la presión exterior. Esto facilitará la acción de las potencias europeas y el estallido de resistencias radicales y desesperadas,
al margen del poder oficial.
Por ello, tuvo lugar la intervención española en 1860,  que  ocupó el norte de Marruecos y marcó el comienzo de un medio siglo de rivalidad comercial entre las potencias europeas que vio la soberanía de Marruecos constantemente erosionan. En 1912, los franceses impusieron un protectorado sobre el país. Una lucha por la independencia prolongada con Francia culminó con éxito en 1956. La ciudad de Tanger y posesiones españolas más internacionalizada fueron entregados a su nuevo país ese mismo año. Sultán MOHAMMED V,  abuelo del actual monarca, organizó el nuevo estado como una monarquía constitucional y en 1957 asumida el título de rey. Aunque Marruecos no es la Potencia administradora Binyamín  para el Sáhara Occidental, que ejerce el control administrativo de facto más del 80% del territorio. La ONU desde 1991 ha supervisado un alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario y conduce las negociaciones en curso sobre el estatuto del territorio. El rey MOHAMMED VI a principios de 2011 respondió a la propagación de las protestas pro democracia en la región mediante la implantación de un programa de reforma que incluía una nueva Constitución, aprobada por referendo popular en julio de 2011, menores que fueron ampliados algunos nuevos poderes al Parlamento y al primer ministro, pero sigue siendo la máxima autoridad en las manos del monarca. En noviembre de 2012, el Partido Justicia y desarrollo, el cual era un partido islamita moderado, ganaron el mayor número de escaños en las elecciones parlamentarias, convirtiéndose en el primer partido islamita para encabezar el gobierno marroquí.
En cuanto a la economía más reciente, Marruecos también busca ampliar su capacidad de energía renovable con el objetivo de hacer renovable 40% de la producción de electricidad para el año 2020. Sectores clave de la economía incluyen la agricultura, el turismo, fosfatos, textiles, prendas de vestir y subcomponentes. Para impulsar las exportaciones, Marruecos entró en un acuerdo bilateral de libre comercio con Estados Unidos en 2006 y un acuerdo sobre el estatuto avanzado con la Unión Europea en 2008. Pese al progreso económico de Marruecos, el país sufre de altas tasas de desempleo, pobreza y analfabetismo, especialmente en zonas rurales. En 2011 y 2012, altos precios de combustible - que es subsidiada y casi en su totalidad importados - filtran el presupuesto del gobierno y ampliaron el déficit en cuenta corriente del país. En el otoño de 2013, Marruecos coronaron algunas de sus subsidios a los combustibles en un esfuerzo por reducir gradualmente el gran déficit presupuestario del país. Retos económicos claves para Marruecos incluyen la lucha contra la corrupción y reformar el sistema educativo, el poder judicial y programa de costosos subsidios del gobierno.Marruecos ha capitalizado en su proximidad a Europa y a costos relativamente bajos para construir una economía diversa, abierta, orientada al mercado. En la década de 1980 Marruecos es un país muy endeudado antes de aplicar medidas de austeridad y las reformas pro-mercado, supervisadas por el FMI. Desde que asumió el trono en 1999, el rey MOHAMMED VI ha presidido una economía estable caracterizada por un crecimiento sostenido, baja inflación y gradualmente caída del desempleo, aunque una mala cosecha y dificultades económicas en Europa contribuyeron a una desaceleración económica en el 2012. Las estrategias de desarrollo industrial y mejoras en la infraestructura - visiblemente más ilustradas por un nuevo puerto y zona franca cerca de Tánger - son mejorar la competitividad de Marruecos. 
En una visión general, Marruecos tiene una rica cultura fruto de una mezcla de árabe , bereber , europeo e influencias africanas .
Marruecos era un protectorado francés desde 1912 hasta 1956, cuando el Sultán Mohammed se convirtió en rey. Fue sucedido en 1961 por su hijo, Hassan II, que gobernó durante 38 años y tuvo un papel destacado en la búsqueda de la paz en el Medio Oriente.
También despiadadamente suprimió la oposición interna. Una comisión de la verdad creada para investigar violaciónes de los derechos humanos durante su reinado confirmado casi 10.000 casos, que van desde la muerte en prisión de exilio forzado.
El hijo de Hassan y sucesor en 1999, Mohammed VI, es un modernizador cauteloso que ha introducido una cierta liberalización económica y social. En 2011 se revisó la Constitución, en respuesta a las protestas de la "Primavera Árabe", y en enero nombró un nuevo gobierno 2012. sindicatos poderosos esperaron hasta mayo para lanzar protestas masivas contra el fracaso de las autoridades para cumplir con las expectativas democráticas y económicas.
El estatus del Sáhara Occidental sigue sin resolverse. Marruecos se anexionó el territorio en 1975 y una guerra de guerrillas con fuerzas independentistas, apoyado por Argelia terminó en 1991. esfuerzos de la ONU no han logrado romper el estancamiento político.
Al norte, una disputa con España en 2002 sobre la pequeña isla de Perejil revivió el tema de la soberanía de Melilla y Ceuta. Estos pequeños enclaves de la costa mediterránea están rodeados de Marruecos y se han administrado por España durante siglos. 

En Marruecos se ha dado el estatus de la OTAN no aliado de Washington, que ha elogiado su apoyo a la guerra liderada por Estados Unidos contra el terrorismo. Después de los atentados suicidas en Casablanca en 2003, Marruecos lanzó una ofensiva contra los militantes islámicos sospechosos.


Un saludo, Beatriz Benítez

   

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