¿Por qué
no influyó España durante la Primera Guerra Mundial?
España en la época de
la Primera Guerra Mundial presentaba una política internacional muy limitaba,
por lo que se vio poco influenciada, por ejemplo, por la política de Romanones o tampoco por el Gobierno de Maura. Esta neutralidad puede verse como un aspecto positivo para España ya que
pudo poner en peligro la escasa
estabilidad política y social de la nación e, incluso, podría haber amenazado la propia supervivencia del régimen
monárquico. Además, la inestabilidad
política sumaba en España otras muchas limitaciones económicas, militares y
navales que también lo eran para su política exterior. Su situación geográfica
había facilitado después de 1898 que fueran los intereses económicos y
estratégicos de Francia y Gran Bretaña. Estos dos países eran los encargados de
rentabilizar el atraso económico y garantizar la defensa de esas posesiones de
España, cuyos intereses comerciales estaban, por tanto, estrechamente
vinculados a los de las potencias de la Entente , con las que había firmado los acuerdos de Cartagena de 1907.
En realidad, la situación geográfica de España y su dependencia comercial de
la Entente la hacían especialmente vulnerable a las presiones de Francia y Gran
Bretaña, que, si bien despreciaron la posible participación hispana en una
guerra corta, intentaron aprovechar los servicios que España podía ofrecer en
la guerra económica, cuya importancia se acrecentó con la prolongación de la
contienda. España, más preocupada en sus conflictos internos, fue ignorada y
considerada por los países de la Entente
como un país que no tenía necesidad de arrastrar a la guerra a España. Así
analizaron que la podían manejar sin que
fuera una aliada oficial, y cuya participación, con un ejército falto de
medios, podía ayudar escasamente en una guerra que se presumía corta.
El Gobierno de España, presidido por el conservador EduardoDato insertó en la Gaceta
del 30 de julio un decreto que declaraba la neutralidad
estricta del Estado español. En las visitas de Alfonso XIII a París en mayo y diciembre de 1913, y en la
que el presidente francés Poincaré realizó a España en octubre del mismo año, el Monarca
español había inclinado a su país a la orientación española hacia Francia y Gran Bretaña en caso de
un posible conflicto con el Imperio alemán. Sin embargo, una vez iniciada la guerra, el
propio Rey se decidió por una España apartada del conflicto, que le permitiera proponer en
el momento oportuno su candidatura como mediador entre los contendientes con vistas a la paz. De esta forma España podía intervinir de nuevo activamente en la política
internacional.
No obstante,esta neutralidad, asumida por el Gobierno y el Rey, era también una declaración de la impotencia de España, con una economía atrasada, un sistema político ineficaz, un ejército incapaz y una flota insuficiente para defender,contra cualquier asalto de una potencia naval, sus extensas e indefensas costas y posesiones dispersas en el Atlántico y el Mediterráneo.
Un saludo, Beatriz Benítez
Un saludo, Beatriz Benítez
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