martes, 28 de octubre de 2014

LA DEPRESIÓN DE LOS AÑOS TREINTA


El crack de la Bolsa de Nueva York en octubre de 1929 provocó en Estados Unidos una gran depresión económica que se prolongó durante buena parte de la década siguiente y alcanzó su plenitud en torno a 1932. Sus efectos se encadenaron: de la bolsa a la banca, de esta a la actividad productiva y, finalmente, el colapso del comercio internacional, que generó unas cifras de paro nunca conocidas.
Sus primeras víctimas fueron millones de pequeños y medianos inversores que habían confiado sus ahorros a la especulación y los perdieron en pocos días. Se calcula que hubo por este suceso 23.000 suicidios.
Centenares de bancos se hundieron debido a que la mayoría de su capital estaba invertido en la bolsa o en préstamos concedidos a particulares para la compra de acciones. En 1929 cerraron 642 entidades, en 1930, 1931 y en 1945, una 2.300.
La producción industrial se contrajo hasta 1932, año en el que quedó reducida a un 38% respecto a las cifras de producción anteriores a la crisis.
La actividad agrícola, ya debilitada antes del crack por la superproducción, los bajos precios y la pérdida del poder adquisitivo de los agricultores, se vio aún más afectada y sus precios se desplomaron.
El comercio redujo su actividad al mínimo, tanto por el hundimiento de la economía norteamericana, como por la internacionalización de la crisis.
El paro alcanzó cifras desconocidas y en 1932 se llegó a 13 millones de desempleados. Los que tuvieron suerte de no perder su empleo , tuvieron unos salarios muy bajos: la masa salarial pasó de 53.000 millones de dólares en 1929 a 28.200 en 1933.
La dependencia que ejercía la economía norteamericana sobre la gran mayoría de los países hizo que la crisis se extendiera por todo el mundo. De hecho solo se libró de ella la Unión Soviética, por su sistema económico de planificación estatal, completamente desvinculado del sistema capitalista.
Los primero países en sentir los efectos de la depresión fueron Alemania y Austria, por la retirada de los préstamos norteamericanos conocidos con las puesta en marchar del Plan Dawes. Suspendieron los pagos y en Alemania el déficit presupuestario se disparó y el numero de parados alcanzó los 6 millones, un 40% de la población activa, y su bolsa de valores se clausuró en 1931.
La producción industrial de Reino Unido comenzó a recuperarse de los efectos de la I Guerra Mundial a finales de los años veinte. Desde comienzos de siglo sus intercambios comerciales había experimentado un descenso progresivo debido a la competencia de otros países  y a la fortaleza de la libra esterlina. Ésta estaba sujeta al patrón oro desde 1925, lo que hacía proteger el mercado interior de las importaciones, pero dificultaba las exportaciones al resultar muy caros los productos británicos en el extranjero. La depresión , por tanto, hundió definitivamente las exportaciones y provocó el descenso de la producción industrial, El Gobierno británico se vio obligado,entre otras cosas, a devaluar la libra esterlina.
Los efector de la depresión llegaron más tarde a Francia debido al carácter diversificado de su agricultura y su menor nivel de industrialización, que le suponía una menor dependencia de los créditos exteriores. Los productor franceses, más baratos que los británicos, siguieron exportándose, aunque a menor escala. Sin embargo, la devaluación de la libra y las prácticas proteccionistas del Gobierno de Londres hicieron más competitivos los productos británicos y dañaron gravemente el comercio francés. Además, el hundimiento de Alemania imposibilitó el pago de las reparaciones de guerra.
Los países no europeos, menos desarrollados, se encontraron inmersos en la depresión desde sus comienzos. Sus economías, basadas en la venta de materias primas que cultivaban en régimen de monocultivo, se desplomaron cuando Estados Unidos y, posteriormente, los países europeos disminuyeron sus compras. Fue el caso de Brasil con el café o de Chile con los nitratos o el cobre.

Un saludo, Beatriz Benítez

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